Se originó
aproximadamente en los años 1200 a 1400 d.c., los Picamara se caracterizaron
por ser un pueblo principalmente guerrero, dedicados a la actividad económica
de la agricultura y ganadería, defendieron el valle con todos sus fuerzas,
ocuparon el territorio lo que ahora conocemos como Picamarán y Turpa, parte de
su territorio colinda con el río Cañete-Yauyos, que fueron centro político-administrativo.
Mantenían constante rivalidad con las etnias Atun Yauyos, Allauca, Runahuanac,
Huarco y Chocorvos, con quienes sostenían conflictos por tierras agrícolas y de
pastoreo.
Las sedes
político-administrativo eran los Ayllus de Julcamarca, Patahuasi y Luchuco,
ciudadelas que se encuentran en la zona altoandinos, con edificaciones
circulares de piedra. Dichas edificaciones eran construidas en las alturas con
la finalidad de utilizar a la naturaleza como aliada, en caso de tener que
defenderse del ataque de sus enemigos.
Según los
Cronistas la cultura Picamara en el territorio que estaba bajo su influencia
habló los dialectos como el Jaqaru y Kawki a la vez tenían como fuente de origen la cultura Wari-Tiahuanaco.
La cultura
Picamara como las demás culturas conquistadas, fue perdiendo su identidad para
fusionarse con los Incas, sin embargo sus construcciones son testigos
silenciosos de la historia que vivieron en la cuenca del río Cañete-Yauyos,
donde desarrollaron su influencia y dejaron conocer su poderío. Como producto
de la actividad cultural, han quedado varias zonas y monumentos arqueológicos,
que necesitan ser valorados y restaurados. En ese sentido es necesario declarar
de necesidad pública la puesta en valor de las ruinas arqueológicas de la
Cultura Picamara, que abarca los vestigios encontrados como los complejos
arquitectónicos de Julcamarca, Pallay,
Acne, Llauto, Chiquiricre, Luchuco, Sanaco, Capilla, Cinco Cruz, Incaimarca,
Patahuasi, LLacta, Yasca, Caspin, Callanga, Chicta, Apotara, Machuranga, Cerro Picamarán, Cerro Ancayita,
Suero, Cantagallo, Antahuaya, Cascajal y Cacacho.
En l a época
colonial en el año 1586 se crea los Repartimientos de los Mancos, donde se
funda el pueblo de Picamara (hoy Picamarán), lo que le da una demarcación
territorial definitiva, la importancia de los pueblos se acrecentó y vemos que
inmediatamente se crearon los Curatos como centros administrativos coloniales.
Picamaran en ese entonces perteneció al Curato de Pacarán.
En el
contexto histórico de Picamarán, que constituye una Comunidad Campesina, que
auto-reconoce su territorialidad antes de los procesos de Reforma Agraria,
siendo productos de desplazamientos poblacionales desde épocas pre-hispánicas,
esta división social data desde tiempos antiguos, vinculado a un patrón de
pueblo o reducción española. La tenencia de la tierra es reconocida y ejercen
derecho como tal, se reconoce como una herencia histórica para la población que
ha venido ocupando este territorio desde época Pre-Incas. Las tierras son
relevantes en la Comunidad debido a que constituyen los espacios de producción
y son considerados zonas de vida, la calidad de los suelos determinan la
calidad de la productividad. El agua se concibe como portador de vida y
sustento para la producción.
Los pastos y
los bosques en las zonas altas son recursos altamente valorados debido a que
constituyen insumos para la actividad ganadera. Son considerados recursos
productivos usufructuados a nivel familiar, también son considerados elementos
de paisaje y parte del tesoro patrimonial de la Comunidad.
Es
importante establecer que la población de Picamaran, descendientes de la
cultura Picamara, posee una Identidad Y cultura, ya que se autodefinen
herederos de poblaciones Pre-Incas que colonizaron estas tierras. Su
descripción territorial esta definida y marcada por el sentido de propiedad.
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