viernes, 13 de julio de 2012

HISTORIA DE LA ETNIA DE PICAMARAN


El pueblo de Picamarán, está considerado como una Comunidad Campesina indígena, desde la época milenaria esta civilización se denominó “Picamara”, cuyos pobladores fueron primeramente conquistados por la cultura Wari-Tihuanaco y posteriormente por los Incas. Durante la época Colonial el pueblo de Picamarán fue fundado como San Cristóbal de Picamara, por cuanto los españoles le denominaron “Pueblo Aymará”, ya que eran directos descendientes de la cultura Aymará. Desde la época Republicana toma el nombre de Picamarán, habiendo legado de sus antepasados grandes extensiones de tierras, siendo propietaria de 300 Km2. y parte de su territorio colinda con el río Cañete.

Es necesario despertar y reconozcamos nuestra verdadera identidad, aceptemos nuestro origen, nuestras costumbres, nuestro idioma, nuestra tradición, nuestra religión, nuestro folclor y la propiedad de su territorio, si conocemos nuestro pasado sabremos quienes somos, entonces podremos mirar el futuro con optimismo.

El estudio de nuestra Comunidad tiene la importancia de darnos conocer la supervivencia de la cultura indígena. La Fuente Documental es muy valiosa y la podemos estudiar a través de centenares publicaciones y de numerosos manuscritos inéditos que se encuentran en los archivos, esperando a las generaciones activas que se interesen por estos estudios. La riqueza histórica de Picamarán, son sus restos arqueológicos, es el testimonio material del pasado precolombino. Después viene la fuente lingüística del Jaqaru o Cauqui, lengua de las principales etnias de la confederación de Picamara.

El pueblo de Picamarán vive en el olvido por falta de líderes honrados, veraces y capaces de sacar a nuestro pueblo del abandono y la ignorancia. Esperando la Inclusión Social.
Queremos resaltar las riquezas ancestrales que han heredado los habitantes de Picamarán, como su nombre antiguo denominado “Picamara”. Sus Ayllus descendían del Tahuantinsuyo o de reinos anteriores, ligados a estas tierras, o a otras en contacto con ellas, y tenían en su sangre o por los menos, en parte de sus cultivos, su ganado, sus aves domésticas, sus vestidos, sus viviendas, desde tiempos inmemoriales en contacto con el río Cañete-Yauyos. Es un sitio con historia, como se puede comprobar observando las armoniosas andenerías y sitios arqueológicos, obra arquitectónica de los antiguos Picamara, aunque hoy puede parecer un pueblo aislado, en el pasado fue un punto importante de acopio comercial.

Etimología, la palabra “Picamara”, sin duda alguna es una palabra Aymará, razón por el cual se debe de interpretar el significado, y al no encontrar un significado preciso o comparar con las toponimias de otros pueblos de la región, se ha guiado a la palabra más aproximada, es decir Picamara significa “Pueblo Aymará”, por cuanto fueron conquistados por la cultura Tihuanaco-Wari y a la vez impusieron su lengua “Aymará”.

Como manera de comparación la etimología de la palabra “Aymará” compuesta por:

Jaya       : Lejos
Mara     : Año
Aru         : voz, lengua, idioma

Entonces “Jayamararu”, significa lengua de muchos años, antiguo, lengua milenaria.
Dentro de los apuntes históricos, el origen de los primeros pobladores de Picamarán, se remonta a las noches oscuras de la antigüedad de unos 10,000 años. Se trata de una zona con una extensa e importante pasado histórico. El pueblo fue el hogar de muchas culturas como por ejemplo la de Wari, Tiahuanaco, Paracas, Incas, Huancas y Señorío de Yauyos.
En el llamado Horizonte Intermedio o Wari Tiahuanaco, el territorio “Picamara”, recibió la influencia de estas Culturas Aymaras, a través del Reyno Regional Ichma (Pachacamac), que tuvo su sede en la desembocadura del río Lurín. Este Reyno Regional Cultista, fue el medio, a través del cual, el Imperio Wari-Tiahuanaco ejerció autoridad y control, sobre áreas que abarcan el río Chillón, Río Lurín, Río Rímac, Cuenca del Río Mala y sierras de Yauyos y Huarochirí.

Precisamente, el nombre de Picamara, como inicialmente es el nombre dado y mencionado por los Cronistas españoles, es una voz de origen Aymará que significa “Pueblo Aymará”, que eran personas pálidas o de color marchitado, que pudo corresponder a una característica antropológica de los pobladores de esta región altiplánica.

Probablemente los primeros pobladores de Picamarán vivieron en las zonas denominadas Pallay, Pircaya, Acne, Chiquiricre, Turpa, Luchuco, Quisihuar, Sanaco, Cinco Cruz, Incaymarca, Capilla, Patahuasi, Julcamarca, caspin, callanga, Chicta, Llacta  y Yasca , ubicados en la parte alto andinas y en el valle de Picamarán, también se establecieron en la margen derecha del río Cañete en la zonas de Suero, Cantagallo, Antahuaya, Apotara, Machuranga, Cascajal y Cacacho.

Estos restos arqueológicos es el testimonio material del pasado del pueblo de Picamarán, compuesta por habitaciones y las necrópolis, así como los pequeños templos funerarios, las plazuelas,  patios principales y tambos, se hallan rodeados de grandes murallas de fortificación con sus respectivos pórticos, atalayas, parapetos y muros de contención. Las poblaciones están unidas por diversos caminos Incas. Dichos monumentos arquitectónicos son la herencia cultural de la civilización “Picamara”, conocimientos alcanzados por esa sociedad, como las tecnologías constructivas sismo resistentes, que en la actualidad perduran desde hace varios siglos.

El material empleado en las construcciones fue la piedra bruta y la piedra tallada sin pulir, unida con barro arcilloso. Existen construcciones Pre Inca e Incas, en las zonas antes mencionadas que corresponde al territorio de los Picamara.
Los restos arquitectónicos estaba dividido en tres clases: la arquitectura civil militar, la arquitectura funeraria y la arquitectura Religiosa. En el interior del edificio se descubren, además, alacenas, hornacinas o criptas de forma trapezoidal que permite la entrada a unos compartimientos, galerías terrazas que debieron servir como graneros.

También se pueden ubicar las cavernas funerarias, y descubrir los túmulos de piedra, denominado Kullpi o habitaciones-tumbas, esta clase de edificios se levantaba sobre cimientos de una cámara subterránea, conteniendo cistas o pozos sepulcrales de forma circular con muros de piedras y barro y tapadas con grandes lozas. En las cavernas y cistas sepulcrales se encuentran cadáveres humanos momificados dentro de unos sacos o costales del cuero de llama o venado. Las momias se encuentran en cuclillas, atadas con sogas de cabuya. Estos restos antropológicos corresponden a la raza extinguida de los primitivos Picamara, cuyos mallquis, achachillas, se encuentran en este tipo de tumbas por haber sido los progenitores, patriarcas de la tribu o Curacas.

En esta época los Ayllus “Picamara” sobresalieron en la agricultura, como testimonio de ella existen los reservorios, canales, acueductos y andenes en diversos lugares de su territorio. Estas tierras de cultivo se encuentran ubicados, especialmente en la parte alto andinas de Turpa y Pircaya, en la zona del valle de Picamarán, en las quebradas de Llacta  y Yasca, en la ribera del río Cañete-Yauyos, desde Catapalla  hasta Piedra Víbora.
La alimentación de la población Picamara, era esencialmente el maíz en decenas de variedades, también como bebida (chicha), la papa cuyo consumo era diariamente, la guardan secada al sol y dura mucho, la llaman chuño. La carne de llama, alpaca y venado, es secada al sol y deshidratada y también tienen unos conejillos llamado cuy.

En la época Incaica, los Ayllus de Picamara fueron incorporados al Tahuantinsuyo, durante el reinado del Inca Pachacútec (1,460), fue cuando el mencionado Inca, envío un ejército capitaneado, por su hermano menor Cápac Yupanqui hacia la costa a fin de dominar a los Curacas de Cañete y Chincha. En esta región de los Yauyos se distinguen dos caminos históricos que utilizó Cápac Yupanqui, uno que servía a las peregrinaciones religiosas de los pueblos de la sierra a Pachacamac. El otro camino por donde el General Cápac Yupanqui penetró a la costa para someter al Curaca Yunga Chuquimancu, partía del cuartel de Huamanmarca, en Huancayo, este camino atraviesa los andes por el paso de Tuctumacanca, llegaba al Llongote y a las poblaciones de Ñaupahuasi, Orcoti y otros pueblos de la zona, también pasa por Picamarán (Turpa) donde se encuentra un camino Inca y Pucaras, luego sigue a Yangastambo hasta Incahuasi en el valle de Lunahuaná. Luego de conquistar a los Yauyos, el ejército cuzqueño compuesto por 30,000 guerreros, marchó hacia el valle de Lunahuaná y  el Valle del Huarco (Cañete), este señorío inicio la resistencia bajo la dirección del Curaca  Chuquimanco, cuya etimología sería el “Señor de la Lanza”. Obligado a  guarecerse con su ejército en la fortaleza de Ungará, situado a catorce  Km. Del actual San Vicente de Cañete, en la quebrada de Lunahuaná.

Larga fue la defensa del Curaca Chuquimanco, duro ocho meses según el Inca Garcilazo de la Vega y cuatro años según Pedro Cieza de León.
El General Capac Yupanqui dispuso que se construyera fortalezas, probablemente lo hizo como la fortaleza de Pallay, ubicado en el pueblo de Picamarán y la fortaleza de Incahuasi, ubicado en Lunahuaná. Estas fortalezas eran de uso temporal y recibía a las fuerzas militares incas procedentes del Cuzco, a la vez servía como medio de aclimatación de los guerreros, los mismos que estaban acostumbrados a un clima frío.

Mientras tanto la lucha se tornaba cada día más sangrientos, los asaltos  incaicos iban debilitando a la resistencia de los Huarcos, hasta que el hambre y la sed doblegaron a las tropas de  Chuquimanco, teniendo este último que rendirse a los Cuzqueños, de esta manera el valle entero del Huarco se sometió al General Capac Yupanqui.

En tiempo de la Conquista y Coloniaje, los primeros indios de Picamarán, eran guerreros, fueron conquistados no fácilmente por los españoles, sino a costo de muchos sacrificios. Seguramente durante el periodo del Virrey Francisco de Toledo (1,571), en cumplimiento a las ordenanzas de la reducción de los pueblos, abandonaron sus Ayllus de alojamiento, para poblar en el lugar inmediato, donde se encuentra hoy en Picamarán y Turpa, demostrando su trazo y algunas construcciones de estilo colonial. También lo hicieron a lo largo de la margen derecha del río Cañete, desde Catapallla hasta Piedra Víbora.

No solo en la Crónicas hay evidencia de que el nombre de Picamara, ya existía aquí antes de los españoles. Lo demuestra en la descripción de la Provincia de Yauyos (1,586), contenida en un documento histórico denominado Relaciones Geográficas de Indias, siendo el autor Marcos Jiménez de la Espada, un documento administrativo colonial que contiene las informaciones que brindaron los Curacas del lugar, a quienes se les pidió que informen y traigan a la memoria todas las cosas más antiguas, según esta información, y es lo que la hace tan interesante el nombre de “Picamara”,  existía incluso antes de los Incas, lo que para nuestro propósito es más que una evidencia.

El documento histórico más importante que existe sobre la Provincia de Yauyos, es la Relación y Descripción que hizo el Corregidor Don Diego Dávila Briceño, primer Corregidor de Huarochirí y vecino de la Ciudad de los Reyes de Lima, quien fundó todos los pueblos coloniales de la región de Hanan Yauyos y Lurín Yauyos.

El Corregidor Dávila Briceño que nos ha legado tan importante crónica, tenía cuarentaicinco años de residencia en el Perú y había estado trece años ejerciendo el cargo de Corregidor en la Provincia de Yauyos, habiendo fundado treintainueve pueblos de la reducción de indios que había mandado practicar en aquella provincia el Excelentísimo Señor Don Fernando De Torres y Portugal, Conde de Villar, sétimo Virrey del Perú, el quince de Enero de 1,586.

La relación original consta de diez hojas; muy bien conservadas en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid-España; con el número sesentaisiete, fueron remitidas a Don Juan Bautista Muñoz, del archivo de Simancas.

La designación Yauyos se debe a los Incas, porque así  denominaron a las belicosas poblaciones de esta sección andina. Desde los tiempos más remotos una fracción de hombres de la lengua y de la raza  Aymará, moraba en cuatro poblaciones pre-histórica, que al tiempo de la conquista de los  Incas hacia la región del Chinchaysuyo se conocía con el nombre de Yauyos, quienes opusieron tenaz resistencia al ejército incaico y después fueron derrotados.

En el año de mil quinientos treintaicuatro el conquistador del Perú don Francisco Pizarro, dividió la región de los Yauyos en cinco encomiendas que se repartieron entre cinco encomenderos, acabándose de conquistar esta provincia por entradas que hicieron en ella los capitanes Hernando de Soto, Diego de Agüero y Hernán Ponce de León. Dos encomiendas pertenecieron a la actual provincia de Yauyos y las otras tres encomiendas a  la actual provincia de Huarochirí, conforme al siguiente orden:


Hanan Yauyos (Provincia de Yauyos)
Repartimiento de Mancos y Laraos.
Repartimiento de Atun-Yauyos.
Lurín Yauyos (Provincia de Huarochirí)
Repartimiento de Huarochirí
Repartimiento de Mama
Repartimiento de Chacalla
      
En esta oportunidad nos ocuparemos solamente del repartimiento que formaban la provincia de Yauyos:

REPARTIMIENTO DE MANCOS Y LARAOS

El primer repartimiento de la Provincia de Yauyos se extendía hacia el Sur y confinaba con la antigua tribu de los Chocorbos. Se encomendó dicho repartimiento a don Francisco de Herrera que comenzó la reducción de indios desde el valle de Cañete hasta la cordillera de los Andes y comprendía Mancos Y Laraos, cuya faja de tierra se extendía desde el valle de Lunahuaná hasta la región andina. Sucedió a Herrera su esposa doña María Martel que casó en segundas nupcias con Juan Ramiro; don Hernando Martel y el Licenciado León.
El Corregidor Dávila Briceño redujo el repartimiento de Mancos y Laraos en once pueblos. A la tribu indígena de los Mancos de procedencia Aymará corresponde las siguientes poblaciones coloniales: Santiago de Ichoca, Santa Cruz de Sulcamarca (Xulcamarca), Santo Domingo de Allauca y San Cristóbal de Picamara (en la actualidad Picamarán), que están situadas hacia la quebrada occidental de Cañete.

A la tribu de los Laraos, pertenecen los siguientes pueblos: San Bartolomé de Tupi, Santa Magdalena de Pampa, San Pedro de Cusi, San Francisco de Huanta, Santo Domingo de Hatun Laraos, San Agustín de Guaquis y San Francisco de Vitis.

La división eclesiástica de los Mancos se hizo en tres doctrinas y media, o beneficios; en los tres pueblos de los Mancos: Santiago de Ichoca, Santa Cruz de Sulcamarca y Santo Domingo de Allauca es una doctrina, y el pueblo de San Cristóbal de Picamara  (en la actualidad Picamarán) anda con el Curato o beneficio de Pacarán de Lunahuaná.

En los siete pueblos de los Laraos  hay dos doctrina: el pueblo de San Bartolomé de Tupi y el de Santa Magdalena de Pampa, es un curato o beneficio con el pueblo de San Pedro de Cusi; y el pueblo de San Francisco de Guanta, y el de Santo Domingo de Atun Larao, y San Agustín de Guaquis, y San Francisco de Vitis es un curato o beneficio.

La importante tribu de los Laraos hablaban una lengua antiquísima, el Jaqaru, los fragmentos linguísticos que se han conservado en el actual pueblo de tupe. También el dialecto “Cauqui” que se habla en el pueblo de Cachuy. Teniendo en cuenta que durante la conquista de los Incas impusieron su idioma oficial que era  el “Quechua”. Por consiguientes las poblaciones de los Ayllus Picamara dominaban estos idiomas antes mencionados.

Según los Cronistas la Etnia Picamara, integrada por una intrépida población, por lo que ellos mismo se denominaban “Pueblos Aymaras”, estos ayllus se establecieron en la zona alto andina y en la ribera del río Cañete, su extenso territorio comprendía toda la margen derecha de la Cuenca del Rio Cañete,  tomando como referencia desde el lugar denominado Catapalla (Lunahuaná) hasta Piedra Víbora (Capillucas). Durante la época de los Incas, la población de la Etnia Picamara, se plegaron a las filas del ejército incaico, intervinieron en muchas guerras y prestaron valiosos servicios que premiaron los soberanos cusqueños, considerándolos como Incas de Privilegio con derecho a llevar orejeras y pelo corto, aparte de otros cargos como autoridades y gobernadores en otras poblaciones opositoras al régimen del Cusco.

También hay otra prueba demostrativa de cómo los señores Yauyos fueron elevados a la Clase de Inca de Privilegio. Es decir el rango de parientes ceremoniales de la Etnia Inca del Cusco. Es el nombre del Señor del Ayllu de Allauca y Picamara (Yauyos), que se nombraba Inga Mocha, el mismo que más tarde fue bautizado con el apelativo de Don Diego.Este acontecimiento se encuentra en el Archivo General de Indias (España), con el testimonio de Diego Inga Mocha, curaca principal de los Ayllus de Allauca y Picamara de la Provincia de los Yauyos, encomendado a doña Martel, vecina de la ciudad de los Reyes, este Curaca estaba con el Inca Atahualpa y su gente de guerra, es considerado testigo presencial de la muerte del Inca Atahualpa y más de 10,000 indios. En esa circunstancia dicho Curaca se hallaba acompañado de guerreros de los Ayllus de Allauca y Picamara, ya que eran partidarios del Inca Atahualpa (suceso ocurrido en Cajamarca en el año 1,532).


       

MITO DEL SAPO RUMI EN PICAMARAN



En la Comunidad de Picamarán existe una estancia que se llama “Sapo Rumi”, ubicado en la parte alto andina.
En las épocas Pre Incaica e Incas, el Sapo era representante de la Pachamama (Madre Tierra), la que alimenta a sus hijos runas (Hombres) con sus hierbas, su carne, con su agua.
En Picamarán la mencionada estancia se denomina Sapo Rumi, por cuanto en ese lugar existe una roca  de forma de Sapo, es de considerable tamaño.  Dicha roca se puede observar desde muchos kilómetros a la distancia y tiene la forma perfecta de un Sapo, por esta razón se le llama “Sapo Rumi”, palabra quechua Sapu=Sapo y Rumi=Piedra o Roca, que significa “Piedra forma de Sapo”.
La mitología de los antiguos pobladores, desde tiempo ancestrales cuentan que la piedra o roca en forma de Sapo, en temporadas a través del tiempo camina y se constituye  a un manantial cercano para tomar agua, para luego retornar a su lugar.
Todos estos aspectos a las claras nos muestran que el Sapo en la Cultura Andina, es motivo de reverencia ritual y simboliza a la Pachamama como riqueza y bienestar económico. Esta ritualidad realizan los andinos con toda devoción y convicción, solicitando bienestar y seguridad en sus negocios y en la producción de sus chacras y animales.
El Sapo interviene a través de su actitud, como uno de los indicadores de la conducta del tiempo, es decir como un agente meteorológico, en que los Runas de Picamarán, se fijan con mucha atención para programar sus actividades y labores cotidianas en la siembra de sus chacras.


SER DEMOCRATA EN PICAMARAN ES….


RESPETAR LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS

No tratar a nadie como yo no quisiera ser tratado y tratar a cada persona como yo quisiera que me traten. Por eso contamos todos, por eso elegimos todos, por eso  es el gobierno de todos. “Para que te respeten aun con la mirada”.

DEFENDER LA IGUALDAD PARA TODOS

Reclamar Ley  y  Derechos para todos por igual, sin importar sexo, color, cuna o dinero, rechazando todo racismo y discriminación. “No es distinta la sangre, ni es otro el corazón”.

HACER VALER LA LEY

Ponerle barrera al abuso y a la arbitrariedad cumpliendo la Ley, y preservan do las instituciones democráticas, sino dejamos el campo abierto a la corrupción, la coima, el robo, la trampa, la vara.”Para la Ley que no haya Rey”.

PRACTICAR TOLERANCIA Y PLURARISMO

Poder escuchar a los demás, aceptar que tienen derecho a su manera de ser y a sus opiniones y a expresarlas, aunque no nos gusten. “Bueno, pero no te enojes”.

VALORAR EL BIEN COMUN

Tratar de ponernos de acuerdo admitiendo que todos tienen necesidades e intereses, y ceder cada uno en algo para lograr una salida en común. “Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie”.

ENFRENTAR LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD

Esforzarse por un estado mejor y una democracia sólida, para hacer posible un bienestar para todos. Con pobreza la democracia es débil, pero hasta la democracia más imperfecta protege más a quienes menos tienen. “Entiendo la democracia como algo que le da a los débiles las mismas oportunidades que a los fuertes”.
Quieres vida en democracia .La autoridad de gobernantes y representantes es prestada. Prestada por ti. La autoridad es tuya. Te deben cuenta de lo que hacen. La democracia te da lo que tú pones.

Mensaje que deben tener en cuenta siempre los directivos, los líderes, autoridades locales y la población en general de Picamarán. Especialmente dirigido al alcalde distrital de Allauca y sus Regidores, para que su gestión sea descentralizada, distribuyendo los recursos que le otorga el estado y las empresas privadas, en partes iguales a todos los pueblos que pertenecen a la jurisdicción del distrito de Allauca. Teniendo en cuenta que las obras se tienen que realizar en los pueblos de Allauca, Picamarán, Aucampe, Capillucas y Caserío de Quirman, según  Ley Regional  N° 224, Creación del Distrito de Allauca, en su artículo 1°. Igualmente se tendrán que realizar obras en los  Anexos de Turpa, Calachota, Concubay y Chichicay. Se hace mención que el Anexo de Turpa, ubicado en la jurisdicción del pueblo de Picamarán, desde hace muchos años no está considerado en el presupuesto participativo, se desconoce los motivos, a pesar de ser Turpa, un pueblo antiguo, con historia y tradición, con grandes extensiones de tierras cultivables y  pastales para el ganado.





CAMINO INCA DE PICAMARAN


En la actualidad  su territorio cuenta con una extensión de 30,000 hectáreas, existe numerosos caminos incas, ubicados en la parte alto andinas de Pircaya, Pallay, Chiquiricre, LLauto, Acne, Turpa, Luchuco,  Quisihuar, Cinco Cruz, Sanaco, Incaymarca, Patahuasi  y  Julcamarca, también diversos caminos a lo largo  de la quebradas  de Picamarán, Llacta, Yasca, Higueron, Apata, Apotara, Airayá, Cacacho. Es el caso que parte de estos caminos están empedrados y la mayor parte no se encuentran empedrados, estos caminos cruzan valles y quebradas, para luego conectarse a diversos pueblos.
Existen caminos que unen a las localidades costeras que en aquellos tiempos eran denominados “Yungas”, se conectaban con las zonas de Imperial, Lunahuaná, Pacarán, Zuñiga, Catahuasi, Capillucas.
Estos diversos caminos transversales se unían al Cápac Ñan, que era el camino troncal principal de toda la red vial Incaica. Destacaba por recorrer todo el Tahuantinsuyo por la cordillera de los andes, cuya vía unió a la sierra central con la costa. Estos caminos principales pueden ser ubicados en el territorio de los distritos de Tauripampa , Allauca y Ayavirí.
Por el distrito de Tanta pasa uno de los caminos del gran Cápac Ñan, es el camino ceremonial que viene del templo de Pachacamac al adoratorio del Apu Mayor Pariacaca.
 Picamarán  como  Comunidad  agrícola y ganadera, en la actualidad continúa utilizando la red de caminos Inca como medio de comunicación e intercambio de productos, considerado tesoro ecológico, aquel recorrido que hace miles de años de  la civilización “Picamara”, es decir nuestros ancestros usaban para trasladarse por todo su territorio y se conectaban con otros pueblos colindantes a la cuenca del río Cañete.



PICAMARAN TIERRA DE LA CHIRIMOYA


Ubicado entre las Provincias de Cañete y Yauyos, a tres horas de Lima, se encuentra Picamarán. Esta Comunidad Campesina que forma parte de la Cuenca del río Cañete, es conocido por el cultivo de la chirimoya, incluso se dice que es  en este lugar que se producen las mejores del país. También se destaca la calidad de las lúcumas y las paltas que crecen en la zona.
Las plantaciones de chirimoyas se encuentran en las zonas denominadas como Chicta, Callanga, Caspin, Chaquira, Piedrecal, Huantalá, Huais, Pacainillo, Naranjito,  Patipampa, Chiflanco, Llacta, Yasca.
Es en base a este potencial agrícola y ganadera que Picamarán busca darse a conocer como un atractivo lugar para reencontrarse con la naturaleza.
Situado a 2,000  m.s.n.m., presenta un ambiente adecuado para los amantes de las aventuras y caminatas en medio de caminos que se pierden en la vasta vegetación. Por ejemplo, se puede subir a las montañas para poder observar todo el valle de Picamarán, incluso también la de Lunahuaná, Pacarán y Zuñiga, contemplar el serpenteo del río Cañete y los campos de cultivo.
El principal atractivo es la hospitalidad de la gente y en las ganas que tienen los Picamarinos, en convertir a su pueblo en una opción de escape, de refugio, para quienes quieren huir del caos de Lima.

CHIRIMOYA- ANNONA CHEREMOLA

Esta especie de la familia Anonácea se distribuye en los andes del Perú y Ecuador.
Es una especie cultivada desde la antigüedad en nuestro territorio.
Árbol longevo de mediana estatura. Tiene capa regular, horizontal y las hojas tienen el haz lustroso y el envés aterciopelado.
Posee un tronco sinuoso y la raíz poco profunda, Sus flores son pequeñas. Su fruta es de pulpa blanca, carnosa y de muy buena aroma.
Requiere suelos ricos en materia orgánica y es exigente en riego. Se propaga por semillas y estacas. Se recomienda injertarlas. No resiste podas radicales. Tiene algunas plagas como queresas y mosca blanca. Es apropiada para parques, jardines, huertos. Sus frutas se consumen frescas o en repostería. Las semillas sirven como  piojicidas.
Posee valiosas propiedades medicinales para afecciones cardiacas, desnutrición y enfermedades nerviosas. Su fruta es sensible, basta un pequeño golpe o un simple arañón sobre su  frágil cascara para malograrse.
Es la fruta más sabrosa que no ha regalado la naturaleza .Es la reina y no necesita acompañante ni vestiduras para triunfar en cualquier mesa. El que lo prueba no la deja.
La palabra chirimoya proviene de los vocablos quechuas Chiri (frio) y Muya (semillas), que significa “Semillas Frías”, debido también a que puede germinar en alturas elevadas.
L a cultura Mochica y los Picamara  (Picamarán), cultivaban esta especie desde hace más de 2,000 años y la reprodujeron con gran precisión en su cerámica, destacando entre ellos los huacos en forma de chirimoya.
Es necesaria la capacitación en el manejo adecuado del producto, así como el fortalecimiento de capacidades y en estudios científicos, para mejorar la producción. Iniciar una campaña para el cuidado y conservación de esta planta milenaria, incentivar a los agricultores Picamarinos en ampliar al cultivo de esta especie.