El pueblo de
Picamaràn se ubica en el Km 57de la carretera Cañete-Yauyos, en el Distrito de
Allauca jurisdicción de la Provincia de Yauyos en el Departamento de Lima. Este
bello lugar denominado “Valle del Sol”, llamada
asì porque el astro rey està presente durante todo el año. Se encuentra a 12 Km
del Distrito de Zuñiga, en la margen
izquierda del rìo Cañete, si se dirige con dirección a la capital de la
Provincia de Yauyos.
La cultura
andina de Picamaràn representa una de las màs ricas expresiones del desarrollo
humano en nuestro país, y la contemplación de sus manifestaciones se convierte
en una experiencia única y enriquecedora para el alma. Lo bello del pueblo es
mantener viva su historia comprender que ese pasado lleno de esfuerzo, fue el
que nos ayudo a construir lo que somos y
lo que buscamos.
Este
recorrido por el arte, la arquitectura, el paisaje, la historia y los mismos
rostros de nuestra gente se han convertido en la carta de presentación de
Picamaràn en el mundo y por ende nuestro orgullo regional frente a cualquier
escenario.
Como
recurrir en una sola obra los rostros de todos los grupos étnicos y culturales que con orgullo
embanderan a los cientos de pueblos que conforman la gran región andina,
tenemos que mostrar en unas páginas toda la gran cantidad de testimonios
edificados que la cultura andina ha producido, desde sus orígenes preincas, pasando por la gloria
inka, la mixtura colonial, la pujante república e incluso en estos tiempos
contemporáneos.
Es un vasto legado y es siempre una razón màs
para estar orgulloso de nuestro pueblo y nuestros antepasados, los cuales
supieron aprovechar armoniosa y magistralmente en este medio cada uno de los
recursos que la naturaleza les dotò bajo el amparo de la Pachamama y los Apus.
Los Apus tutelares del valle de Picamaràn,
contemplados desde las cumbres de las montañas “Airayà” y “Pallay”, muestra un
panorama asombroso y sorprendente por la magnitud cósmica que le otorgan el concierto
de Apus y dioses tutelares que componen su geografía, conformada por una cadena
de montañas, por punas, planicies y quebradas, moldeadas por el tiempo y la
naturaleza. Por último parte de su territorio colinda con el rìo Cañete.
Esta comarca
en tiempos precolombinos se denominaba “Picamara”, nombre originario, su
etimología proviene de los vocablos Aymara o dialecto Cauqui que significa
“Pueblo Aymara”, descendiente del linaje de los Inkas.
Trasladate a
3,000 años a nuestro pasado para conocer los sitios arqueológicos antiguos,
destacada por su extensión, su diseño, construcción planificada y la
complejidad arquitectónica, con sus tesoros escondidos.
Los mìticos
asentamientos humanos de Picamaràn, según los cronistas narran que desde tiempos
anteriores al arribo de los señores
Inkas, el valle de Picamaràn estuvo ocupado por grupos humanos establecidos en
el lugar en épocas muy antiguas. Ellos vivìan en comunidad dentro de un
primitivo sistema de Ayllus y bajo la autoridad de un curaca. Cada una de estos
Ayllus se estableció junto a su cultivo y quizás compartìan àreas de pastoreo
situados en los pisos ecológicos altos. Vinculados en términos de vecindad, sus
sementeras cubrìan, como un mosaico, las zonas bajas y planas del valle donde
circulaban diversos riachuelos y abundaban los manantiales.
En las
alturas, los hatos de auquénidos pastaban en medio del tìpico paisaje de puna,
salpicado de gramíneas y afloramiento rocosos, muchos de ellos ya connotados
como entidades sagradas.
De igual
forma o manera, los cronistas hacen especial referencia a dos importantes
grupos humanos que dominaban potencialmente no solo el valle, sino gran parte de la Regiòn Lima,
estos eran los Picamara (Picamaràn) y los Guarcos (Cañete). Ellos conformaban
quizás, las dos mitades de una gran
etnia cuya trascendencia e importancia se manifiesta continuamente durante el
desarrollo de la historia Inka.
Como
cultura, las civilizaciones andinas primigenias cultivaron el arte verbal o
literatura. Sin duda, la ausencia de escritura dificulto la transmisión de esta
vasta producción. Las literaturas de los pueblos andinos prehispánicos fueron
eminentemente orales, aunque sin duda cumplieron un papel relevante los Quipus
como soporte de la memoria cultural.
La
información disponible permite afirmar que la civilización Inka contaba con
productores culturales especializados, como haravicus, los amautas o los
quipucamayoc. Ellos se hicieron cargo de la producción de una literatura
popular ligada a la vida cotidiana, a las actividades agrícolas.
Los antiguos
Picamara (hoy Picamaràn) cuentan que poseían dos clases de escritura. La
primera seguramente la màs antigua, consistìa en una especie de caracteres
petroglifos. Es importante examinar hoy
seriamente estos mensajes de piedra, están grabados y representan figuras
antropomorfas (bailarines, mascaras) y zoomorfas (camélidos, cèrvidos,
serpientes, batracios, perros), motivos geométricos (líneas, rectas, cìrculos,
curvas, laberintos, flechas, cruces, Soles y estrellas), son las piedras que
nos hablan del pasado y la segunda escritura en nudos hechos de hilos de
distintos colores, el sistema de los Quipus. Los petroglifos se encuentran en
la estancia denominada “LLauto”, en la
jurisdicción del Caserìo de Turpa.
Los Apus,
Wacas y Pacarinas. El cronista mercedario Fray Martìn de Murùa puntualizò, es
muy común entre todos los indios adorar huacas,
cerros, cumbres de montes, manantiales, fuentes, ídolos, quebradas,
peñas o piedras grandes y finalmente cualquier cosa de la naturaleza que
parezca noble y diferente a los demás. Los antiguos Picamara adoraban a la
“Piedra bailandera”, ubicado en el lugar denominado Rayusca.
Asì los grandes cerros (Apus), los antiguos
refugios naturales o abrigos rocosos, las cuevas (mach’ays) y los manantiales
(puqyos), quedaron transformados en Wakas y Paqarinas, puntos de donde habían
emergido los primeros padres comunes tanto de pastores como de agricultores,
con lo que se tejió diversos mitos y leyendas a las cuales comenzó a girar la
existencia de los Ayllus de Picamarán. En la actualidad los pobladores de
Picamaràn consideran como una montaña sagrada el Apu Airayà.
En la
jurisdicción de Picamaràn hallamos cementerios de dos clases de ellos, para la
nobleza y para el pueblo. Eran construidos en lugares secretos y de difícil
acceso, como barrancos, y acantilados de paredes muy elevadas, es por ello que
hasta la fecha no se han podido descubrir, solo se encuentra en algunos lugares
donde se han extraído muchas momias, depredando lo mejor de nuestra riqueza
ancestral, algunas momias se encuentran en perfecto estado de conservación.
Utilizaron técnicas para embalsamar muy avanzada, es de admirar las condiciones
de conservación en que se encuentran a pesar de los miles de años
transcurridos. En estas condiciones sòlo se realizaban entierros de personajes
prominentes, como Curacas de cada lugar.
Las personas de clase media se
enterraban en el suelo luego de excavar una tumba circular en el piso de
aproximadamente de 1.00 o 1.20 metros de ancho y con una profundidad de 1.50
metros recubierta con piedras lajas tanto el piso como las paredes, en el
interior se depositaba los restos mortales en posición fetal envueltas con un
poco de ropa, utensilios domésticos de arcilla, cobre y hueso. Cubrìan la
apertura superior, que es por donde se depositaba el cadáver, con un techo de
piedras en forma de bóveda y dejando en el lugar crecer hierba y de esta manera
evitar la profanación, este tipo de entierro fuè común, no muy cerca de las
poblaciones, normalmente en las partes altas de las montañas. Por lo general no
se embalsamaban los cadáveres de la clase media e inferior, simplemente se les
daba sepultura. Los entierros de la gente del pueblo o sea los servidores o
mitayos no tenìan ninguna ceremonia especial, se hacen simples excavaciones en
el piso y allí se depositaban el cuerpo sin embalsamar normalmente con muy
pocos o nada de utensilios.
Es muy
posible que se encuentren momias de los antiguos Picamara con trepanación de
cràneos, viviendo algunos años después de la operación. Momias con envolturas de tejidos vegetales
(cabuya) pertenecen a la clase de la nobleza, se uso mucho la hoja de coca como anèstesico y
paliativo para el dolor. Estas momias tienen una antigüedad de 2,500 años
aproximadamente.
Otras
culturas en especial la Inka, que en realidad ellos fueron, los invasores e
impusieron su idioma y sus costumbres y aprendìan fácilmente la tecnología
local. Por lo pronto vimos la diferencia en cuanto a la alimentación, idioma,
también lo hallamos en lo que se refiere
a arquitectura, por ejemplo las construcciones Inkas son muros cìclopeos de
piedra pulida con cobertura, las puertas y ventanas siempre son trapezoidales
tìpicas construcciones Inkas los hallamos en el Cusco.
Otra
característica tìpica y que hemos encontrado bastante es el uso del
mortero y el batàn, que fue dominio de
los Picamara. Para conocer màs sobre el
tema se puede mencionar el manejo de las piedras, ellos conocieron una técnica
para ablandar a la piedra y poder moldearla con las manos, como si se tratara
de plastilina o arcilla, para llegar a este estado de las piedras es muy
posible que utilizaron algunos jugos de plantas.
Como medio
de comparación en la fortaleza de Pallay, ubicado en la estancia denominada
Rodeana, en cuya cima se encuentra una enorme piedra Plana en forma de mesa
de cuatro metros de largo por dos metros
de ancho, esta piedra es la que da el nombre de “lagshamaray” que quiere decir “bàtan
pesado”, debe tener un peso
aproximadamente de dos toneladas, también debemos mencionar que en el lugar no
hay piedras similares, porque realmente es un canto rodado, que fue
transportado desde la parte baja, o sea de unos 350 metros, pendiente abajo.
Durante el
apogeo de los Señorìos y curacazgos en la cuenca del rìo Cañete, con la caída del Imperio Wari alrededor de
1,200 d.c., finalizò el Horizonte Medio y se inicia el periodo Intermedio
Tardìo o de los Reinos y Confederaciones Regionales que se desarrollò hasta la
expansión Imperial de los Inkas, aproximadamente en 1,440 d.c., al finalizar
también el apogeo Wari se produjò la invasión de los pueblos Aymaras en la
región. En los valles que componen el
rìo Cañete se ubicaron el señorío o Naciòn de los Yauyos palabra Aymara o
dialecto jaqaru que significa “hombre belicoso o peleandero”, el Señorìo de
Runahuanac palabra quechua que significa
“escarmentar gente”, el Señorìo de Guarco palabra quechua que significa “valle del
ahorcado” y por último el Curacazgo de Picamara
palabra Aymara o dialecto Cauqui que
significa “Pueblo Aymara”, con sus Curacas Diego Inga Mocha con sus ayllus Picamara y Allauca, el Curaca Allauca con sus Ayllus Caspin,
Callanga o Mullibamba, Cantagallo, Suero, Apotara y Machuranga.