viernes, 1 de noviembre de 2013

CURACA INGA MOCHA ANTIGUO GOBERNANTE DE LOS PUEBLOS DE PICAMARAN Y ALLAUCA.

Estamos deseosos que el pueblo de Picamarán conozca la versión de los detalles de la conquista española y de la pérdida de nuestro Imperio, hemos preparado este comentario como un anticipo de una investigación mayor sobre el contenido de las declaraciones del testigo presencial de la tragedia de Cajamarca  (1532), con el testimonio del Curaca Diego Inga Mocha, gobernante en esa época de los pueblos de Picamarán y Allauca, perteneciente  al Repartimiento de los Mancos de la Provincia de Yauyos. 

Dicho acontecimiento se basa en el texto del documento  del año 1571, denominado Probanza hecha por el Señor Fiscal en el juicio entre la Corona Española y doña Francisca Pizarro, y Don Hernando Pizarro su marido, sobre 300,000 pesos que gasto el Marqués Pizarro padre de doña Francisca y hermano de Hernando en la pacificación del alzamiento del Inga.  A.G.I. Escribanía de la cámara, Legajo 496. En esta causa se recibe el testimonio del Curaca Diego Inga Mocha.

Don Diego Inga Mocha, curaca principal  de los pueblos de Allauca  y Picamarán de la Provincia de los Yauyos, encomendado a doña María Martel vecina de la ciudad de los Reyes,  dicho Curaca fue preguntado por sus generales de ley dijo que no sabe su edad y que cuando los españoles entraron a estos reinos ya era hombre que tenía hijos soldados y tenía nietos ya mancebos, pareció ser de edad de 90 años antes más que menos, declara como testigo presencial, sobre el crepúsculo sangriento de Cajamarca ocurrido el 16 de Noviembre de 1532, constituye hasta ahora las únicas versiones incaicas sobre el infortunio suceso que concluyó con la captura  y posterior muerte del Inca Atahualpa, en una de las matanzas más horrendas que registra la historia de América Latina.

Los recuerdos del curaca, pese el tiempo transcurrido, mantiene aún la impresión emotiva del primer momento y su relato tiene la misma lucidez. El Curaca Diego Inga Mocha estaba con el Inca Atahualpa y su gente de guerra  que tenía junto contra su hermano el Inca Huáscar, cerca del Tambo de Huamachuco, cuando dice llegó la noticia sensacional que unos Capacochas  (Españoles) habían arribado al pueblo de Poechos (Piura) y se habían establecido después en el paraje de Tangarará (Junio-julio de  1532), a la vera del río Zuricara el actual río Chira.

El curaca Inga Mocha manifiesta que estando  en compañía del Inca Atahualpa en los Baños de Cajamarca y apostaron en las casas del Tambo y  de allí vinieron algunos españoles a hablar con el Inca  donde hubo demandas. En respuesta dicho Inca con su gente se fue al Tambo de Cajamarca donde estaban los españoles al mando del Marqués Francisco Pizarro y los demás españoles, confirmando de esta manera  la masacre que todo ocurrió tan sorpresivo que cuando se dio cuenta, pudo ver como los españoles habían arremetido contra Atahualpa con tanta violencia, que entre el doloroso alarido de la muchedumbre, no hacían sino matar y herir implacablemente a los indios, hasta  que Atahualpa sin escolta desarmada pudiera defenderse, cayó prisionero, fue encerrado en una casa y con buena custodia. El curaca refiere también que vio el gran botín consistente en riquezas de oro y plata que los españoles reunieron y que no satisfechos  de esta riqueza, exigieron al Inca Atahualpa  para que les diera un fuerte rescate de oro y plata.

El Inca Atahualpa para cumplir con su promesa y salir libre, envió dos expediciones para reunir el oro y la plata que necesitaba, una al valle de Pachacámac  y la otra a la misma ciudad del Cusco. La expedición al famoso adoratorio de Pachacámac, fue la primera en partir y estuvo dirigida por un hermano de Atahualpa con sus capitanes Inga Mayta  y Urco Huaranga, llevando bajo su protección al capitán Hernando Pizarro y a su pequeña escolta. Si bien los españoles dicen que cuando llegaron a este centro religioso solamente pudieron tomar el oro y la plata que no habían podido esconder. 

Cuando a mediados del mes de Marzo de 1533, esta fabulosa caravana pasó por el Tambo de Pum Pum, Inga Mocha que por entonces estaba allí, declara que efectivamente los tesoros de Pachacámac que eran llevados para su destino eran tan cuantiosas que los vio transportar por más de diez mil cargueros o llameros, que además conducían grandes cargas de ropa fina y gran suma de ganado.


“NUESTRO PASADO HA ESCRITO NUESTRO  PRESENTE

AYUDENOS ESCRIBIR NUESTRO FUTURO”











1 comentario: