En las redes sociales, se
encuentra diversos comentarios con insultos racistas, en contra del pueblo de
Picamarán.
Estas personas en forma
anónima, ya que no desean identificarse aprovechan los medios de comunicación,
para realizar comentarios con expresiones racistas, insultos ofensivos y
menosprecio a los pobladores oriundos del pueblo de Picamarán.
Se tiene que tener en cuenta
que el racismo es una ideología basada en la superioridad de unas razas o
etnias sobre otros.
El racismo suele estar
estrechamente relacionado y ser confundido con la Xenofobia, es decir el odio,
repugnancia u hostilidad, hacia los serranos, es un sentimiento de rechazo. El
“odio y miedo”, incentiva a la violencia.
El racismo, un problema de
larga data en el Perú que probablemente arrastramos desde la conquista, ha
hecho que nuestro país sea sumamente racista y agresivo.
El cholo, indio, negro,
chino y nisei, es discriminado por el
color de la piel. Nuestra raza es indígena, cuyas cruzas o castas se estableció
en mestizo y cholo.
Este racismo
desafortunadamente se aprende en los hogares, cuando los adultos hablan de
forma despectiva sobre una persona haciendo alusión al color de su piel y por
ser originario de una Comunidad Campesina de la sierra.
Se tiene que hacer más
esfuerzos en la lucha contra el racismo, el prejuicio y la discriminación
racial. Seremos una sociedad mucho más decente si aprendemos y enseñamos que el
racismo es una tara que nos hace peores personas y nos impide desarrollarnos
como pueblo o país.
Debemos dar el ejemplo y
poder entender que vivimos en un país donde hay grandes diferencias de
educación y de nivel económico, el que tiene mayores oportunidades, tendrá a la
vez mayores obligaciones.
Por último Picamarán rechaza
los insultos racistas, ya que su población merece respeto, toda vez que son
descendientes de una raza milenaria. Dicho pueblo tiene identidad e historia, según
los cronistas y documentos virreinales, demuestran que el pueblo de Picamarán
ya existía antes de la conquista española. Esta civilización recibió enseñanzas
y conocimiento de diversa culturas y señoríos que dominaron su territorio,
tales como Nazca, Paracas, Chavin, Wari, Tiahuanaco, Incas, Chincha, Guarco,
Runahuanac, Chancas, Chocorbos y Yauyos, cuya prueba de su presencia son los
diversos sitios arqueológicos que se encuentra en su jurisdicción.
La Comunidad Campesina
Originaria de Picamarán, desde hace miles de años ha podido conservar y
defender sus tierras, por ende en la actualidad posee una extensión de 30,000
hectáreas, reconocidas de acuerdo a ley, conforme lo demuestra su documentación
respectiva (Documentos Virreinales, Planos de COFOPRI, Ley de Creación
Distrital de Allauca, Resolución de reconocimiento como Comunidad, Registro de
Personas Jurídica de la Comunidad, Plano de Conjunto del Territorio de la
Comunidad y Resoluciones Judiciales favorables de Reivindicación de Tierras). Parte de su
territorio colinda con el río Cañete, tomando como referencia desde la Quebrada
Higuerón (Catapalla) hasta Piedra Víbora (Capillucas), por lo tanto sus pobladores
desde tiempos remotos estuvieron posesionados en las tierras que se encuentran
al margen derecha del río Cañete y también en la zona Alto Andinas que
corresponde a Picamarán.
Se tiene como antecedente
que en el Perú, las Comunidades Campesinas, son organizaciones económicas,
sociales y culturales Sui géneris y un modelo único en el mundo, reconocidas
por los acuerdos internacionales y las leyes nacionales.
En el contexto
internacional, el convenio 169 de la OIT el artículo 1°, denomina “Indígenas” a
todos aquellos que han ocupado sus territorios desde antes que se formen los
Estados Nacionales en los que viven. Se identifican porque tienen una cultura,
un idioma, costumbres y forma de organizarse en común.
En el contexto nacional, la
Constitución Peruana, entre otras normas, en sus artículos: 2, 48, 88 y 89,
reconoce la identidad étnica, como idiomas oficiales el castellano, quechua,
aymara y demás lenguas aborígenes, reconoce el derecho de propiedad comunal,
establece personería jurídica como entidades autónomas en su organización, en
el trabajo comunal, en el uso y la libre disposición de sus tierras en lo
económico y administrativo.
Hay que demostrar educación
y cultura, tener liderazgo promoviendo la integración de los pueblos y
desarrollar proyectos productivos, mediante la Mancomunidad Municipal. Por el
contexto antes mencionado “HABLA BIEN DE PICAMARAN”.